- Mario Vaquerizo
- ... hace fuerza por parecer ignorante, dice lo que piensa sin miedo a nada y es un tipo muy divertido y sin ningún sentido del ridículo, al menos en apariencia. Hedonista a tope, vive para su físico, su peso...
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Soñaba con ser famoso y lo ha conseguido. Soñaba con ser una 'rock and roll star' y está en ello, aunque sólo sea por su aspecto, ya que nunca lo será por su música. Soñaba con salir en la tele y tener protagonismo en todos los 'photo call' que se precien y lo ha logrado, ya que no hay sarao donde no pose haciendo su ya clásico puchero con la boca para estilizar su cara. Mario era un chico gordito de barrio que ha terminado codeándose con la jet, los ricos, los artistas, las modelos, los directores de cine y ha terminado protagonizando un 'reality' sobre su vida. Le pagan para que asista a fiestas, para que pinche en las mejores salas de Ibiza, Madrid o Barcelona, para que acuda a una presentación... Los sueños muchas veces se hacen realidad.
Desde crío leía y escuchaba todo lo que caía en sus manos sobre la 'Movida madrileña', veía películas de John Waters, de Russ Meyer, de Andy Warhol, de serie B y ciencia ficción, admiraba a la Velvet Underground, a Marc Bolan y sus T Rex, a Alice Cooper, a sus idolatrados Ramones, al gran David Bowie y a las New York Dolls. Quería ser tan guapo como Joe Dallesandro, tan terrorífico como Alice Cooper, tan chuleta como Billy Idol o tan escatológico como Divine. Y suspiraba por acostarse con Pamela Anderson y Tommy Lee, como ha confesado en más de una ocasión. Los miraba embelesado y soñaba un día ser como ellos.
Entre los mitos de Mario estaba la propia Alaska, a la que seguía desde que tiene uso de razón como fan confeso.. Como la vida es caprichosa, tuvo la suerte de conocerla en Subterfuge, donde él trabajaba en prensa. Fangoria acababa de publicar 'Una temporada en el infierno' y Mario se plantaba en todos los medios para publicitar el disco y concertar entrevistas con el grupo. Estaba en su salsa. Congeniaron rápido y aparte de llevar la prensa de la discográfica, empezaron a intimar. Escuchando 'Being Boring', de sus admirados Pep Shop Boys, sellaron su amor en un antiguo festival que se celebraba por Asturias.
Vaquerizo estudió periodismo y muy pronto empezó a buscarse la vida con colaboraciones en medios de comunicación y revistas 'modernas'. Recuerdo verle entrar en la antigua redacción de MARCA con unos pantalones chinos, con sus zapatillas, su pelo largo y rizado y sus gafas de ver. Muy educado, le pedíamos una página sobre Robbie Williams, sobre comics, Jess Franco o películas horteras de los ochenta... Y en un par de días se plantaba allí con el trabajo realizado. En un viejo 'disquette', porque aún no tenía correo electrónico.
Me remonto al año 2000. Bajábamos a tomar algo y siempre pedía una coca cola. Se descojonaba cuando me decía que sus amigos no podían entender que colaborase en MARCA, cuando nunca había tenido interés por el deporte... Les comentaba que lo hacía en un suplemento de ocio, pero no le creían y le llamaban “paleto futbolero”. En esas charlas de barra de bar nunca se pidió ni una cerveza, siempre refrescos. Recuerdo cuando me dijo que se había casado en Las Vegas con Alaska disfrazado de Elvis Presley y que habían hecho un reportaje fastuoso sobre el enlace para la revista Rolling Stone. Me quedé de piedra. Y me encantaba escucharle cuando me contaba anécdotas del gran Carlos Berlanga, que estaba grabando “impermeable” y él tenía maquetas del disco. O cuando me hablaba del rodaje de “Lucía y el sexo”, de Julio Medem. Él era íntimo de Paz Vega.
Luego salí de MARCA y le perdí la pista. De vez en cuando me topaba con él en un semáforo de la Gran Vía o en el añorado Ocho y Medio, cuando pinchaba de vez en cuando. Nos saludábamos y poco más. Por aquel entonces Mario publicó una excelente biografía fatalmente diseñada de Alaska y empezó a convertirse en un tipo conocido. Aún seguía siendo el marido de Alaska para la gran mayoría, pero su presencia constante en los medios calaba poco a poco entre el público. Trabajó con Paz Vega, Elsa Pataky, Dover, Merche y otra mucha gente famosa.
Alaska es inteligente, culta, consecuente, educada. Mario, sin embargo, es una loca frívola que hace fuerza por parecer ignorante, dice lo que piensa sin miedo a nada y es un tipo muy divertido y sin ningún sentido del ridículo, al menos en apariencia. Hedonista a tope, vive para su físico, su peso, sus peinados, sus operaciones de cirugía estética y sus ropas de firma. Combina un vaquero destrozado con cazadoras de Balmain de más de 10.000 euros o camisetas de Gucci que luego destroza. Tiene una colección de bolsas de Louis Vuitton y no le importa (o sí) gastarse cantidades ingentes de dinero en estos caprichos. Dale una Mahou bien fría y unas cortezas de cerdo y es el tipo más feliz del mundo. Si de fondo suenan los Ramones, puede enloquecer.
Seguro que parte de esa intimidad que no le da miedo mostrar al gran público en el 'reality' es una pose y que en el fondo hay partes infranqueables de su carácter y su relación con Alaska que nunca conoceremos. Pero en estas semanas, los que hemos seguido el programa de la MTv hemos conocido a un Mario caprichoso como un niño y listo como un viejo.
Hay gente que opina la relación es un paripé, pero tengo claro que no. Se complementan, se aguantan, se soportan, se ríen mucho, comparten gustos estéticos y de todo tipo.. Unas personas no pueden llevar má de 10 años juntos si no hay amor por medio... Alaska pone el punto de cordura en la relación y Mario la locura. Y por eso funciona,
O le odias o le quieres. A mi me hace mucha gracia y me cae bien porque es todo un personaje.
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