Halle Berry
(Halle Marie Berry; Cleveland, Ohio, 1968)
Actriz estadounidense, la primera de raza negra en obtener un Oscar.
Cuando la pequeña Halle contaba cuatro años, su padre, Jerome Berry, un
típico maltratador dado al alcohol, abandonó a la familia. Ella y su
hermana Heidi quedaron a cargo de su madre, Judith Ann Hawkins, una
mujer de origen caucásico que pudo criar a sus hijas gracias a su
trabajo como enfermera en la sala de psiquiatría de un hospital local,
el mismo en el que su marido ejercía como auxiliar.
Aunque
durante los primeros años de la separación el marido regresó y volvió a
marcharse del hogar en varias ocasiones, en cada una de ellas los malos
tratos fueron crecientes, y en 1976 propinó tal paliza a toda la
familia que, desde entonces, sólo pudo aproximarse a ella hasta la
distancia prudencial que fijó la ley.
Halle Berry
De
todos modos, Halle, que cuando estos hechos ocurrieron tenía ocho años,
ya no quiso saber nada de su progenitor, y jamás volvió a tener ningún
tipo de relación con él. Por el contrario, su madre, una mujer abnegada y
consecuente, pasa por ser su mejor amiga hasta el día de hoy. De esa
mezcla, un afroamericano y una rubia de tez casi albina, heredó la
belleza que le iba a allanar buena parte del difícil camino que eligió.
Mulata de singular belleza
En 1984, por ejemplo, fue coronada «reina» del Cuyahoga Community
College, el instituto al que asistía, lo que la animó a presentarse, al
año siguiente, al concurso de belleza Miss América Adolescente, y ganó.
Luego fue Miss Ohio, y cuando tuvo la edad reglamentaria, en 1986,
estuvo a punto de ser Miss Estados Unidos de no haber sido acusada de
votarse a sí misma, lo que se saldó con la concesión del título de
«Primera Princesa», un segundo puesto al que ella supo sacarle un jugo
de primera.
Halle procedía de un suburbio de
Cleveland, de población mayoritariamente blanca, donde había sufrido
burlas constantes por el color de su piel, tanto de esta comunidad
dominante como de la minoría negra a causa de su mestizaje. Había
llegado pues el momento del desquite. No obstante, muy probablemente por
su experiencia como editora del periódico del instituto, ese año inició
la carrera de periodismo radiofónico. Pero unos meses después, sobre
todo tras competir por el título de Miss Mundo, ya se la podía admirar
en anuncios publicitarios y revistas dedicadas a la moda, y en un
momento dado se vio obligada a sacrificar los estudios.
Clara vocación artística
Cuando se creyó lo bastante afianzada en la profesión, comenzó a
intentar introducirse en los medios oportunos para convertirse en
actriz, que era lo que realmente quería ser. Y así como los concursos de
belleza habían sido el trampolín para su trabajo como modelo, la
publicidad y los desfiles le servirían de plataforma de lanzamiento para
llegar a Hollywood.
Y allí llegó, tras un curso de
arte dramático en una escuela de Chicago, con todo el entusiasmo
necesario para ganarse la vida como camarera en una cadena de fast food
mientras esperaba «la gran oportunidad». Su paso por un sinfín de
castings en los que sólo parecía contar su belleza y, sobre todo, la
desazón que sintió al no obtener un papel en la famosa serie Los ángeles de Charlie, escogida y luego rechazada por el poderosísimo productor Aaron Spelling, la conminaron a tomarse las cosas con más calma.
Con Billy Bob Thornton en Monster's Ball (2001)
En la primavera de 1989 hizo las maletas y aterrizó en Manhattan. Allí
reactivó su profesión de modelo e intentó empezar de nuevo desde cero. Y
desde que su nombre empezó a cobrar peso entre los fabricantes de
anuncios (no pudo integrar el olimpo de las top models debido a su
escaso metro setenta de estatura), hasta llegar a su condición,
compartida con Karen Duffy y Cindy Crawford, de «rostro oficial» de la
casa Revlon, logró participar como secundaria en algunas series de
televisión.
Por fin obtuvo un papel con mayor protagonismo en Living dolls,
un melodrama en el que encarnaba precisamente a una modelo insatisfecha
y que, incluso cuando resultó un fracaso de audiencia, la dio a conocer
como actriz, a unos pocos tal vez, pero entre ellos al inquieto Spike
Lee, su verdadero descubridor. Si bien hizo otras cosas por entonces, lo
único que prevalece es el papel de drogadicta que le proporcionó Lee en
Fiebre salvaje (1991).
La televisión, el cine y el éxito
A partir de esta película, de todos modos, si bien su estatus y su
caché aumentaron, su carrera fluctuó, durante toda la década de los
noventa, entre el producto de éxito netamente comercial, como El príncipe de las mujeres (1992), vehículo de lucimiento de Eddie Murphy, o la versión real de Los Picapiedra (1994), de Brian Levant, otro realmente anodino, y alguno de mayor empeño, como Bullworth (1998), de Warren Beatty, o X-Men
(2000), de Bryan Singer. Esto aparte de una intensa actividad en
televisión, medio en el que sí alcanzó gran popularidad y que, después
de más de una docena de soap-operas, la llevó a la obtención de
los primeros premios importantes, el Emmy y el Globo de Oro a la mejor
actriz dramática por la miniserie Introducing Dorothy Dandridge
(1999), una película biográfica sobre la mítica estrella negra de Porgy
and Bess (1959), nativa como ella de Cleveland e igualmente mulata, cuyo
suicidio por sobredosis de barbitúricos, en 1965, causó consternación.
En Muere otro día (2002)
Con la década y con el siglo se cerró asimismo un período turbulento de
su existencia. Cuando en enero de 1993 se casó con un ídolo del
béisbol, la estrella del Atlanta Braves David Justice, creyó que había
acabado su calvario. Por las palizas de su novio anterior había llegado a
perder la audición del oído derecho durante todo un año. Pero Justice
no fue una excepción. Parecía destinada a repetir la historia de su
madre.
En 1997 se divorció e inició una nueva
relación con el actor Shemar Moore que no fructificó. Por la misma
época, además, las sucesivas multas y condenas por conducir en estado de
ebriedad o sobrepasada de drogas testimonian el desequilibrio emocional
que padecía. Por fin en 2000 se unió al que considera el hombre de su
vida, el cantante de rhythm & blues Eric Benet, con quien tuvo una hija unos meses después, y en 2001 formalizaron su relación.
Su buena racha emocional coincidió con el reconocimiento de su talento: ganó el Oscar de Hollywood por su trabajo en Monster’s Ball
(2001), convirtiéndose en la primera mujer negra que obtiene la
estatuilla dorada como protagonista principal tras 74 años de historia
de la Academia. Su interpretación en la película por la que fue
galardonada es uno de esos trabajos de fuste dramático que sólo una
actriz de talento puede abordar con éxito.
El Oscar la hizo famosa en todo el mundo de la noche a la mañana. Pronto fue elegida para rodar Muere otro día
(2002), de Lee Tamahori, vigésima entrega de la serie James Bond, pero
se prevén personajes de mayor enjundia dramática en su futura
filmografía, ya que, al menos mientras dure su estrellato, podrá elegir
sus trabajos con más libertad. Y porque tiene más poder podrá
enfrentarse al apartheid de Hollywood orgullosa de ser quien es.
0 comentarios:
Publicar un comentario